Amor,
Tu que recorres sendero inhóspitos
Cuevas sin luz
Pasos desubicados
Tu que no tienes anverso
y entras y sales dónde te dirija la fuente
Tu qué caminas arriba y abajo
Dentro fuera, al derecho y al revés
Tu qué no juzgas, ni castigas
Sino que iluminas y empujas a lo más bello de la existencia humana
Tu que eres espina marchita transformada en llamaradas de púrpura
Tu que eres viento febril que se detiene y nutre de ideas y acciones benevolentes
Tu qué eres omnipresente y omnisciente
A tí amor incondicional, elixir de vida,
Solamente decirte...
¡Gracias por tu existencia eterna!